
Soy Florike Dikkers
Mi vida relacionada con el Reiki
Soy Florike Dikkers, nací en Países Bajos donde tuve una infancia bastante feliz y segura. Luego disfruté de una vida estudiantil contenta e incluso con mi misión de vida relativamente clara: quería trabajar en una ONG para poder salvar a los niños latinoamericanos de la pobreza y la miseria.
Me gradué en el 2002 en “Estudios del desarrollo de América Latina” luego de realizar mi investigación de tesis en el Perú.
Pero… por debajo de la superficie de toda esa felicidad, en mi alma apretaban la falta de confianza en mí, ciertas ansiedades y nostalgias, reacciones explosivas con mis padres. Entonces un dia en marzo del 1999 mi mamá me sugirio tomar un curso de Reiki. Le agradeceré toda la vida por eso, aunque mis estudios me absorbieron y el Reiki quedó guardada al fondo de mi ser, para ser recordado en momentos ocasionales.
Con el sueño de mejorar el mundo y algo de dinero en mi bolsillo me fui a vivir al Perú en octubre del 2002. Casi al final de mis ahorros, en febrero 2003 me presentaron al maestro de Reiki Argentino Li Chi. Luego de los cursos con él, pasó de todo conmigo. Viví pruebas grandes, pero también me despertó una fe inquebrantable a que todo tiene sentido y todo tiene un ritmo. Encontré trabajo en la oficina de una ONG y a la par en mi tiempo libre, me dedicaba al Reiki. En julio del 2004 dicté por primera vez el curso de nivel 1 de Reiki.
Mientras por un lado mi vida en oficina y como maestra de Reiki me hacían feliz, tenía una relación de pareja muy toxica. Uno se pregunta: ¿por qué me quedé varios años en esa relación? Será que a veces en la vida uno necesita personas que te guían a ver tus propias debilidades y oscuridades más profundas. Esa relación me hizo sentir tan dependiente, tan débil, tan sola, tan incapaz, para solamente mencionar algunos términos.
Cuando por fin terminó esa relación, toqué fondo; me quedé “en la calle”: lejos de mi tierra, sin dinero, sin pareja, sin casa, sin trabajo, con las emociones revueltas: culpas, vergüenza, enojo con el otro, enojo conmigo; hasta mis ganas de vivir estaban en el suelo, y no iba a pedir ayuda a mis padres porque me ¡habían avisado!
Pero a la vez… suspiré… ¡ya estaba libre!
Y de nuevo el Reiki fue el factor estabilizante en mi vida. Reiki me acordó que tenía una misión en la vida, que no estaba aquí en vano. Una alumna de mis cursos de Reiki, me invitó a vivir con ella en su casa mientras no la vendía y allí es donde pude tener por primera vez un lugar estable
donde dictar cursos, dar introducciones en Reiki (círculos de sanación) y dar terapias.
Como Reiki era mi “hobby”, mientras “buscaba trabajo” – lo cual nunca más hice , el grupo de Reiki crecía y también mis ganas de conocer más a fondo el Reiki. Meses después, mis padres me regalaron el curso de Reiki máster con el maestro Frank Arjava en Buenos Aires, una alumna me regaló millas para el pasaje, y una amiga holandesa me recibió en su departamento en Bs.As. Amé el método de Arjava, su profundidad, su autenticidad, y he seguido a él como mi maestro.
De los primeros alumnos y con mis ganas de servir a los menos favorecidos de Perú surgieron contactos y comenzamos como “Asociación Usui Reiki” a participar en campañas de Salud, dar Reiki en plazas, carpas, casas de adulto mayor, universidades (PUCP, Ciencias del Sur), hospitales (Loayza, Maria Auxiliadora, Rebagliatti, etc.) a veces pelándonos de frio o sofocándonos de calor, pero siempre con el corazón hermosamente abierta a todos por igual.
Y el Reiki seguía bendiciendome con más Amor: conocí a mi esposo en las actividades de Reiki. Luego de tener a nuestra hija, las prioridades de tiempos cambiaron un poco. Runa Wasi me invitó a ser docente, un alivio grande para una mama que no le gusta la administración y sí le gusta mucho enseñar Reiki. Sin embargo, la hijita creció y ya en el 2019, me uní de nuevo con un grupo de alumnos en la creación de la “Comunidad Usui Reiki” para juntos brindar servicios, pagado y voluntariado (por ejemplo, en la clínica Anglo-Americana en Lima) por donde se nos invite.
Y así, será siempre: donde la vida me lleve, allí estaré con mis manos para servir a la paz del alma y hacer brillar los corazones con la alegría de vivir. Porque Reiki a mí me ha traído tanto Amor, tanta Felicidad, tanta Dicha.
Esta fue mi experiencia de vida, ¿cómo fue tu historia de vida? Me interesa leerte e invitarte a mis clases presenciales y online, a contactarte conmigo si quieres afianzarte en el uso y tu comprensión del Reiki y también si quieres formar parte de esta hermosa agrupación Reiki, que busca generar un mundo mejor para todos.
Déjame tus comentarios que con gusto responderé tus consultas…